UBICACIÓN:
Cerro
La Ollería, límite en el distrito de San Antoniocerca a Santa Cruz de Flores, Cañete, Lima
Provincias, valle bajo del río Mala. Las
construcciones principales están en
12°37'34.03"S y 76°38'49.63"O, hay una
zona donde hay unos "hornos" los que no
hemos podido visitar en 12°37'42.32"S y
76°38'48.39"O, apenas a unos 300m del primer
punto.
ACCESO:
A
la entrada de San Antonio, hay un camino
carrozable que parte de la antigua Panamericana Sur y
que en 2 km lleva a La Ollería. También desde los
monumentos de bienvenida a la entrada de Santa Cruz de Flores desde donde
parte la pista afirmada hacia la Playa (hacia el SO),
se pasa al pie de una cruz y se ve la quebrada (hacia
el NO) al fondo una capilla moderna y delante los
restos arqueológicos. Desde la Plaza de Santa Cruz de Flores son 1.3Km
Monumento a la
entrada de Santa Cruz de Flores.
A la derecha de la foto está la entrada a la pista
afirmada que nos lleva a La Ollería
DESCRIPCIÓN:
En
medio de una quebrada seca cruzada por la carretera y
con una capilla al fondo se observan restos
monumentales.
En el "Inventario, catastro y
delimitación del patrimonio arqueológico del Valle
de Mala" de Carlos Williams y Manuel Merino de
1978,los autores dividen al sitio en 6 sectores
arquitectónicos. De estos sectores registrados el
más importante sería el, denominado por Williams y
Merino, "Sector E" que es lo que salta a la
vista al visitarlo.
(http://repositorio.cultura.gob.pe/handle/CULTURA/502)
Descripciones y fotos anteriores nos
mostraban restos dispersados, fardos funerarios,
ceraminca esparcida y muros mucho más altos...
parece que la depredación del patrimonio
arqueológico ha segudo su imparable curso.
POSIBLE FUNCIÓN DEL SITIO DE OLLERÍA:
Se cree que este sitio tuvo como una de sus funciones
principales la producción de cerámica para uso y
abasto de las localidades vecinas, bajo la dirección
Inca.
LEYENDA DE LAS CAMPANAS INVISIBLES:
Oiase en los lugares cercanos a las ruinas de la
Olleria, los tañidos de una invisible campana. Raros
sonidos que no obedecían a la pauta alguna;
débiles, violentos, sonoros y fuertes, ya en la
cumbre de los cerros, ya debajo de las mismas ruinas
o en el sub suelos sobre el que se hallaba el
caminante indistintamente se presentaba.
Se dice que cuando Atahualpa desde
Cajamarca ordenara el recaudo de tesoros para lograr
su libertad, los pobladores temerosos de perder lo
poco que les quedara, después de haber cumplido con
su contribucion, optaron por llevar los objetos mas
preciados a lugar seguro. Cavaron entonces en la
faldas de los cerros, secretas galerías donde los
guardaron y que a la vez eran especie de catacumbas
donde los hijos del Sol siguieron reuniendose para
venerar a su padre Inti. Se salvaron asi de la
codicia de los españoles múltiples objetos de oro y
plata, los cuales con el tiempo y por el choque o
contacto con otros cuerpos o por la acción del
viento, transmiten a través de las rocas o de
tuneles subterraneos sus sonidos cual tañidos de
campanas.
Se habia hecho creencia general entre
los ´pobladores nativos que dicha campana llamada a
las almas de los antepasados, los primitivos
habitantes del valle, porque mas de una vez, habían
visto tambien, en las noches oscuras, un desfile de
luces alrededor de los paredones de las ruinas.