Rema tu
Propia Canoa
o
Consejos a los muchachos
(Paddle your own canoe or Tips for boys)
Por Lord
Baden-Powell de Gilwell
Capítulo 7
CÓMO TENER PRECISIÓN
La importancia del
grueso de un cabello
Cuando era niño, en la escuela estuve en el Cuerpo de
Cadetes. Era muy chico para eso, pero sabía tocar la
corneta, así que empecé como corneta. Nunca me imaginé
que llegaría a ser General (aunque de algún modo lo
fui, al fin), pero yo deseaba ser un cadete completo y
tener un rifle propio. Cuando llegó ese tiempo feliz, me
encariñe con mi rifle y hacía todo lo posible por
apuntar bien.
Bueno "apuntar bien" como sabe cualquiera de
ustedes que ha practicado tirar con rifle significa tomar
la puntería más exacta para dar en el blanco. Si su
mira se aparta el grueso de un cabello del centro del
blanco, su bala quedará a un palmo de distancia.
Algunos muchachos nunca tienen paciencia para practicar
una y otra vez hasta que sus ojos ven exactamente. Parece
que lanzan su disparo con la idea de que el rifle lo
pondrá en su lugar, y si no lo hace, bueno, es culpa del
rifle si falla.
Recuerdan el escándalo que armé por tirarle a un
hipopótamo hace tiempo (cuando los nativos me llamaron
Imhlala-panzi). Vigilé al Viejo hipopótamo durante
mucho tiempo esconderse bajo el agua, pero salir a
respirar cada dos minutos; sólo su nariz y sus orejas
aparecían en la superficie, durante 2 segundos
solamente, pero siempre en el mismo lugar.
Tenía que atinarle al ojo; en cualquier otro lugar la
bala chocaría contra su enorme y grueso cráneo sin
lastimarlo.
Mis nativos, y los del croal vecino se morían de hambre,
así que era de la mayor importancia que yo matara ese
hipopótamo y les diera la carne. No me atrevía a
arriesgar un tiro estando de pie cuando sc asomara. Así
que me acosté de espaldas para tener mayor firmeza al
tirar, e hice que me despejaran el pasto del frente.
Cuando el señor hipopótamo sacó la cabeza, apunté
cuidadosamente, en los dos cortos segundos de que
disponía, a su ojo, y era un ojo precioso. Pero no
disparé. Mantuve la puntería lista en el lugar donde su
ojo estaba; cuando volvió a subir me aseguré que estaba
derecho a su ojo; pero de nuevo no disparé. En el
instante que apareció por tercera vez apreté el
gatillo, y en ese instante el hipopótamo murió.
Así que los nativos me bautizaron como "El hombre
que se acuesta para disparar", o sea el hombre que
hace sus planes de antemano, apunta continuamente para
conseguirlo que quiere, y dispara directamente.
Pero el caso de ser capaz de tener precisión, me puso en
el camino muy útil de ser preciso en otras cosas.

En algo en lo que
me ayudó fue a empezar bien en el ejército. Ese era el
camino. Con muchos otros oficiales jóvenes me probaron
para la medición. Sí, hay muchas cosas que debes saber
en el ejército.
Teníamos que tomar un ángulo con la brújula a un
cierto punto, y de allí a otro punto y de él a un
tercero. Si lo hacías correctamente este último ángulo
debía llegar correctamente a donde empezábamos. Pero
había que tener un cuidado extremo al medir los
ángulos. Si leías mal la brújula, por el grueso de un
cabello fallarías al hacerlo.
Sólo uno de nuestro grupo había sido lo suficientemente
preciso para tener éxito, y ¿quién creen que era?
Pues yo.
Como resultado y con unas buenas notas en otras materias,
fui ascendido con paga retrospectiva de dos años, con lo
que pude comprarme el mejor caballo que he tenido.
Todo esto gracias a observar hasta el grueso de un
cabello, aunque se trate de arrojar dardos o practicar
con un rifle miniatura. Una vez que has adquirido el
hábito, serás preciso y exacto en todas las cosas.
Exactamente a tiempo y puntual. Impecable y exacto en tu
ropa. Preciso al mantener tus cuentas y los registros de
tu oficina; exacto en tu trabajo de ingeniero,
electricista, carpintero o cualquier clase de trabajo que
desempeñes; y preciso en todo lo que digas.
Recuerda que la precisión te arrastrará al éxito
cuando otros, menos cuidadosos, fallen. Practica la
exactitud todo lo que puedas, hasta que sea un hábito en
ti.

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